Per al pensador conservador de
principis del segle XIX, el comte Joseph De Maistre, segons l’interpreta
Antoine Compagnon a Los antimodernos (editat per Acantilado):
«”el pecado original de cada cual es parte integrante del mundo que nos rodea,
término que designa a la familia, la tribu, el pueblo o la raza”, mientras que
desde el punto de vista del tiempo “el pecado original de una generación
encuentra su motivo en aquel de las generaciones precedentes y se convierte a
su vez en un motivo para el futuro”. “Todo pecado es original en un sentido (…)
y actual en otro, en cuanto que es un acto producido por la voluntad.” Malgrat
ser conservador, la postura del comte de Maistre divergeix de la oficial, que s’oposa,
com queda demostrat al Dictionnaire de Théologie
Catholique, fent palés l’horror cap a la progressió infinita implícita d’aquesta
idea: “Concebido de este modo, piensa, el pecado original se desarrolla en
proporciones aterradoras, ya que es una herencia que aumenta de generación en
generación.»
I segueix comentant Antoine Compagnon el pensament del comte: «Con un
pesimismo similar al del agustinismo y del jansenismo, el pecado original se
puede repetir siempre en un pecado actual y multiplicarse de este modo como una
espantosa herencia, una masa pecadora que aumenta con cada generación. (...)
Hace a cada hombre, individualmente y no sólo solidariamente, culpable de la Caída.»
Cap d’ells, conservadors tots, del comte fins als teòlegs de l’ortodòxia
catòlica, coneixia el refinament màxim de l’estructura econòmica
tardocapitalista, amb el pes del deute com a principal eina de control social,
una plasmació d’aquest pecat al mateix temps original i actual però portada a l’àmbit
financer.
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