Esperit de la missatgeria

«Había comenzado el período de Siva el Restaurador. La restauración de todo lo que hemos perdido», Philip K. Dick, Valis.

miércoles, 19 de enero de 2011

La crida del barquer


(Un dels retrats funeraris d'El Fayum, II d.C.)

Mircea Eliade, «Ivan», dintre de Relatos fantásticos, editorial Kairós:
«(...) El río corría mansamente, majestuoso y silencioso a pocos centenares de metros delante de ellos. No se divisaba la otra orilla pues continuaba cayendo una lluvia menuda que parecía tejer una cortina de niebla que la luz incierta y pálida en la que se adivinaba ya la aurora no conseguía atravesar. A sus espaldas, aparecían continuamente grupos dispersos, titubeaban unos momentos y luego bajaban a la orilla, donde ya se habían formado los convoyes que parecían estar esperando la señal de partida.
(...) A continuación, se dirigió hacia un grupo que lo estaba esperando sin disimular su impaciencia, aunque los miraban a ambos sonriéndole con afecto, casi con fervor. Los primeros ya habían comenzado a pasar y, entonces, el sol pareció salir por todos lados pues la luz lo deslumbró y vio el puente que los otros atravesaban cada vez más rapidamente, puente que parecía haber nacido de esa luz de oro que lo había deslumbrado; y también, en el mismo instante, lo ensordeció una tremenda explosión compuesta de una extraña mezcla de sonidos de gigantescas campanas de cristal, de platillos de cobre, de flautas y de cantos de grillos.
(...) Se levantó bruscamente y, sin mirarlos, se puso a caminar de nuevo, rápido, casi corriendo. La luz de oro del puente había desaparecido y tampoco el río parecía tan cerca. Lo veía o, mejor, lo intuía lejos, frente a él, hacia el poniente. Pero corría con una alegría ya olvidada, infantil, sintiéndose colmado de una placidez total, sin nombre y sin sentido.»



En memòria del meu tiet, Àngel Ventosa

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