Esperit de la missatgeria

«Había comenzado el período de Siva el Restaurador. La restauración de todo lo que hemos perdido», Philip K. Dick, Valis.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Heracles contra Superman

Per concloure per ara la qüestió del mite, una reflexions que vaig escriure fa temps arrel de la lectura d'Apocalípticos e integrados d'Umberto Eco, recull d'assaigs de teoria de la cultura, on l'escriptor italià relaciona els mites clàssics amb els superherois moderns:

«También discrepo de la errònea comparación de Eco entre los superhéroes modernos y los mitos clásicos, tópico éste que ha hecho fortuna. Esa comparación se ha vuelto tan corriente que nadie se pregunta sobre si se ajusta a los hechos o no, y no se ajusta. El mito clásico por definición es sagrado; es más, sería la manera de transmitir un conocimiento sagrado, elemento irrenunciable del mito a riesgo de desnaturalizarlo. Otra diferencia radical derivada de la anterior se produce al juzgarlos como reales o como fantásticos. Un ateniense se sentía orgulloso de Teseo; creía en él y lo veía como un antecesor que había vivido siglos atrás. Igualmente, Atenea no sólo era la patrona de la ciudad sino que mediante sus actos mágicos la protegía.
Con los superhéroes actuales no ocurre lo mismo; nadie cree en la existencia de Batman o del Capitán América (de acuerdo, tal vez George Bush sí cree en él, pero es la excepción que confirma la regla). Los lectores pueden participar activamente en el desarrollo de la historieta pero no los confunden con seres reales ni piensan que influyan en el mundo humano. Es más, cuando algo no les gusta le piden a su creador que desarrolle el argumento de otra manera. Esa actitud es la opuesta a la griega, la hindú o la egipcia, quienes no sólo creían en la vida de los héroes o de los dioses sino que juzgaban sus vidas como más reales que las humanas.
La disparidad entre el ciclo mítico y los tebeos no termina ahí: el ciclo mítico explica modelos psicológicos o anímicos mediante metáforas, mientras que los superhéroes como mucho explican una tipología de personaje. Entre otros numerosísimos ejemplos, se puede citar a Edipo, cuyo trayecto vital es el del sabio griego, quien vence a la Esfinge pero sufre las consecuencias de su pasado y de su destino; o a Teseo en su viaje al centro de la laberíntica condición humana para enfrentarse a su mitad oscura; también el Mahabarata indio, cuando narra contra qué enemigos simbólicos debe enfrentarse la persona en su deseo de justicia; esas y otras interpretaciones son enriquecidas por cada una de las generaciones, riqueza de significados que no posee Superman.»

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