Un mite sobre la creació que m'ha semblat inspirador, per acte seguit passar a les reflexions derivades del mite per l'historiador de les religions Mircea Eliade, tot un referent, un dels savis del segle XX que realment mereixen tal consideració. Entre altres assoliments, Eliade va unir el saber d'occident amb el d'orient, en aquest cas l'Índia. Resum del mite zuñi (crec que són indis nord-americans) de la creació, tal i com es pot trobar a Mircea Eliade, Mitos, sueños y misterios (títol una mica sensacionalista, la veritat), Ed. Grupo libro 88, pp. 170-173:
«Al principio no existía sino Awonawílono, el Creador (El Hacedor y Contenedor de Todo). Estaba totalmente solo en el vacío universal. Se transforma en Sol, y, con su propia substancia, produce dos gérmenes con los cuales impregna las Grandes Aguas: bajo el calor extremo de su luz, las Aguas del mar se tornan verdes, y aparece una espuma que crece continuamente para tomar finalmente la forma de la Tierra Madre y del Padre Cielo (Awitelin Tsíta, la "Madre Tierra Contenedora de los Cuatro Estratos" y Apoyan Tächu, el "Padre Cielo que Todo lo Cubre"). De la unión entre esos dos mellizos cósmicos, el Cielo y la Tierra, nace la vida bajo la forma de miríadas de criaturas. Pero la Tierra Madre retiene a todos estos seres en su vietre, en eso que el mito llama "las cuatro matrices del Mundo". En la más profunda de esas "cavernas matrices", las simientes de los hombres y de otras criaturas se desarrollan paulatinamente y acaban por salir a la luz: salen, en efecto, como el pájaro sale del huevo. Pero son seres todavía imperfectos: apretados, amontonados en las tinieblas, trepan los unos sobre los otros como reptiles, murmuran, se lamentan, escupen y se lanzan injurias indecentes. Algunos, entre ellos, se esfuerzan sin embargo por escapar, y ese esfuerzo se traduce en un aumento de sabiduría y de humanidad. Uno entre todos se distingue: es el más inteligente, el amo. Póshaiyank'ya, que participa en cierto modo de la condición divina: porque, como dice el mito, había aparecido bajo las Aguas primordiales de la misma manera que el Sol se había manifestado por encima de esas Aguas. Ese gran sabio -que simboliza probablemente el Sol nocturno- emerge solo a la luz, después de haber atravesado una tras otra las cuatro "cavernas matrices" telúricas. Llega a la superficie de la Tierra: ésta se presenta como una vasta isla, húmeda e inestable. Y se dirige hacia el Padre Sol para suplicarle que libere a la humanidad subterránea.
»El Sol repite entonces el proceso de la Creación, pero esta vez se trata de una creación de otro orden; el Sol quiere producir Seres inteligentes, libres y poderosos; impregna nuevamente la espuma de la Tierra Madre, y de esta espuma nacen dos mellizos. El Sol les concede toda clase de poderes mágicos y los consagra Antepasados y Señores de los humanos. Entonces los Mellizos levantan el cielo, y con sus cuchillos -que son "piedras del rayo"- hacen estallar las montañas, y por esa quebrada descienden a las tinieblas subterráneas. Ahí, en las profundidades de la Tierra, existen toda clase de hierbas y de plantas trepadoras. Los Mellizos soplan sobre una de ellas y la hacen crecer y subir hasta la luz. La disponen enseguida como una escalera sobre la que los hombres y las demás criaturas pudiesen subir hasta la segunda caverna. Muchos de ellos caen en el camino; éstos permanecerán para siempre en las oquedades de la Tierra: se trocarán en monstruos y provocarán los temblores y otros cataclismos. En esta segunda Caverna matriz siempre había sombra, pero era más espaciosa, porque, como nos lo dice el mito, esta caverna "estaba más cerca del ombligo de la Tierra". (Señalemos de paso la alusión al simbolismo del Centro: entre los zuñi, como entre tantos otros pueblos, la Creación del hombre tiene lugar en el Centro del Mundo.) Esta segunda Caverna matriz lleva el nombre de "Matriz Umbilical o Lugar de la Gestación.
»Nuevamente los Mellizos hacen crecer la escalera y guían atentamente al pueblo subterráneo hacia ella, en grupos sucesivos, grupos que se volverán más tarde los antepasados de seis razas humanas. Llegan así a la tercera Caverna matriz, más grande y más luminosa: es la "Matriz vaginal" o el Lugar de la generación o de la gestación". Es ésta una caverna mucho más ancha todavía, y es luminosa como un valle bajo las estrellas. Los hombres permanecen en ella cierto tiempo, se multiplican. Entonces los Mellizos los conducen a la cuarta y última caverna, que se denomina la ¨Última (caverna) por descubrir o la Matriz del Parto". Aquí la luz es como la del alba, y los hombres comienzan a percibir el mundo y a desarrollarse intelectualmente, cada uno conforme con su propia naturaleza. Ocupándose de ellos como si fuesen criaturas, los Mellizos perfeccionan su educación; les enseñan a buscar, ante todo, al Padre Sol, por cuanto es él quien les revelará la sabiduría.
»Pero esta caverna se hace, a su vez, demasiado pequeña, porque los hombres no cesan de multiplicarse; los Mellizos los hacen subir entonces hasta la superficie de la Tierra, que lleva el nombre de "Mundo de la luz diseminada o del Conocimiento o de la Vista". Cuando hubieron emergido completamente a la superficie, esos seres tenían todavía una apariencia subhumana: eran negros, fríos, húmedos, tenían las orejas con membrana, como los murciélagos, y los dedos de los pies unidos como los palmípedos; tenían también cola. No eran todavía capaces de caminar en posición vertical: saltaban como ranas, reptaban como lagartos. Y el Tiempo tenía otro ritmo: ocho años duraban cuatro días y cuatro noches proque el mundo era nuevo y fresco.»
Demà la interpretació simbòlica de Mircea Eliade
«Al principio no existía sino Awonawílono, el Creador (El Hacedor y Contenedor de Todo). Estaba totalmente solo en el vacío universal. Se transforma en Sol, y, con su propia substancia, produce dos gérmenes con los cuales impregna las Grandes Aguas: bajo el calor extremo de su luz, las Aguas del mar se tornan verdes, y aparece una espuma que crece continuamente para tomar finalmente la forma de la Tierra Madre y del Padre Cielo (Awitelin Tsíta, la "Madre Tierra Contenedora de los Cuatro Estratos" y Apoyan Tächu, el "Padre Cielo que Todo lo Cubre"). De la unión entre esos dos mellizos cósmicos, el Cielo y la Tierra, nace la vida bajo la forma de miríadas de criaturas. Pero la Tierra Madre retiene a todos estos seres en su vietre, en eso que el mito llama "las cuatro matrices del Mundo". En la más profunda de esas "cavernas matrices", las simientes de los hombres y de otras criaturas se desarrollan paulatinamente y acaban por salir a la luz: salen, en efecto, como el pájaro sale del huevo. Pero son seres todavía imperfectos: apretados, amontonados en las tinieblas, trepan los unos sobre los otros como reptiles, murmuran, se lamentan, escupen y se lanzan injurias indecentes. Algunos, entre ellos, se esfuerzan sin embargo por escapar, y ese esfuerzo se traduce en un aumento de sabiduría y de humanidad. Uno entre todos se distingue: es el más inteligente, el amo. Póshaiyank'ya, que participa en cierto modo de la condición divina: porque, como dice el mito, había aparecido bajo las Aguas primordiales de la misma manera que el Sol se había manifestado por encima de esas Aguas. Ese gran sabio -que simboliza probablemente el Sol nocturno- emerge solo a la luz, después de haber atravesado una tras otra las cuatro "cavernas matrices" telúricas. Llega a la superficie de la Tierra: ésta se presenta como una vasta isla, húmeda e inestable. Y se dirige hacia el Padre Sol para suplicarle que libere a la humanidad subterránea.
»El Sol repite entonces el proceso de la Creación, pero esta vez se trata de una creación de otro orden; el Sol quiere producir Seres inteligentes, libres y poderosos; impregna nuevamente la espuma de la Tierra Madre, y de esta espuma nacen dos mellizos. El Sol les concede toda clase de poderes mágicos y los consagra Antepasados y Señores de los humanos. Entonces los Mellizos levantan el cielo, y con sus cuchillos -que son "piedras del rayo"- hacen estallar las montañas, y por esa quebrada descienden a las tinieblas subterráneas. Ahí, en las profundidades de la Tierra, existen toda clase de hierbas y de plantas trepadoras. Los Mellizos soplan sobre una de ellas y la hacen crecer y subir hasta la luz. La disponen enseguida como una escalera sobre la que los hombres y las demás criaturas pudiesen subir hasta la segunda caverna. Muchos de ellos caen en el camino; éstos permanecerán para siempre en las oquedades de la Tierra: se trocarán en monstruos y provocarán los temblores y otros cataclismos. En esta segunda Caverna matriz siempre había sombra, pero era más espaciosa, porque, como nos lo dice el mito, esta caverna "estaba más cerca del ombligo de la Tierra". (Señalemos de paso la alusión al simbolismo del Centro: entre los zuñi, como entre tantos otros pueblos, la Creación del hombre tiene lugar en el Centro del Mundo.) Esta segunda Caverna matriz lleva el nombre de "Matriz Umbilical o Lugar de la Gestación.
»Nuevamente los Mellizos hacen crecer la escalera y guían atentamente al pueblo subterráneo hacia ella, en grupos sucesivos, grupos que se volverán más tarde los antepasados de seis razas humanas. Llegan así a la tercera Caverna matriz, más grande y más luminosa: es la "Matriz vaginal" o el Lugar de la generación o de la gestación". Es ésta una caverna mucho más ancha todavía, y es luminosa como un valle bajo las estrellas. Los hombres permanecen en ella cierto tiempo, se multiplican. Entonces los Mellizos los conducen a la cuarta y última caverna, que se denomina la ¨Última (caverna) por descubrir o la Matriz del Parto". Aquí la luz es como la del alba, y los hombres comienzan a percibir el mundo y a desarrollarse intelectualmente, cada uno conforme con su propia naturaleza. Ocupándose de ellos como si fuesen criaturas, los Mellizos perfeccionan su educación; les enseñan a buscar, ante todo, al Padre Sol, por cuanto es él quien les revelará la sabiduría.
»Pero esta caverna se hace, a su vez, demasiado pequeña, porque los hombres no cesan de multiplicarse; los Mellizos los hacen subir entonces hasta la superficie de la Tierra, que lleva el nombre de "Mundo de la luz diseminada o del Conocimiento o de la Vista". Cuando hubieron emergido completamente a la superficie, esos seres tenían todavía una apariencia subhumana: eran negros, fríos, húmedos, tenían las orejas con membrana, como los murciélagos, y los dedos de los pies unidos como los palmípedos; tenían también cola. No eran todavía capaces de caminar en posición vertical: saltaban como ranas, reptaban como lagartos. Y el Tiempo tenía otro ritmo: ocho años duraban cuatro días y cuatro noches proque el mundo era nuevo y fresco.»
Demà la interpretació simbòlica de Mircea Eliade
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