Al discurs d’acceptació del premi Cervantes Rafael Sánchez Ferlosio va reflexionar de la següent manera: «En esa espléndida pieza de pintura que es la tabla derecha del tríptico El Jardín de las Delicias de Ieronimus Bosch, El Bosco, pueden verse, entre las cosas que podrían llevar a los hombres al infierno, unas cuantas, diminutas, figuras de niños y adultos, calzadas con unas botas de cuchilla muy semejantes a los patines de hoy en día, deslizándose, felices, por la superficie de una laguna helada. El placer de patinar es ventajista: reside en gastar poco y lograr mucho, en la sensación corporal de liberación de la gravedad, de ventaja sobre ésta, de ingravidez gratuitamente conseguida; precisamente gratuita, como un don, como un bien. El que patina va y viene como quiere, a la velocidad que quiere, pero, sobre todo, sin ir a ninguna parte y disfrutando a cada instante durante el ejercicio.
El error de Huizinga, en su magnífica y ya clásica obra sobre el juego, Homo ludens, estuvo en que, al haber tomado por punto de partida la oposición entre “juego” y “seriedad” -contraposición que no debía de aparecer tan dudosa y cuestionable en los tiempos de la obra de Huizinga como en los de la Guerra de Irak- no se dio cuenta de hasta qué punto cuando introduce el “agón”, o sea, el principio competitivo, establece una contraposición mucho más tajante y decisiva que la de juego y seriedad: la de juegos competitivos y juegos no competitivos, o por usar el término griego de Huizinga “agón”, juegos agónicos y juegos “anagónicos”.
De modo que ahora a dos de aquellos mismos patinadores “anagónicos” de la laguna de El Bosco, les vamos a mandar los demonios del “agón” para que les susurren al oído: “A ver quién corre más”. En esta era en la que todo es “desafío”, “challenge”, será sumamente probable que nuestros patinadores caigan, entusiasmados, en la tentación. »
He escollit per il·lustrar-ho un dels paisatges nevats de Brueghel i no el tríptic del Bosco perquè crec que s’adiu encara més.
L’espai del skate és l’espai d’allò desitjat, la darrera frontera on el somni americà encara pot ser somiat, sabent que fora d’ell ja s’ha despertat del somni, ja conscients dintre del malson. En realitat solament existeix l’etern present de l’acte, on el monopatí, el patinador, l’espai i la superfície es converteixen en una unitat.
Pur goig de l’escriptura, joc, acte amb moltes opcions d’esdevenir inútil, però precisament quant més inútil més pur i bell. Patinar i superar la gravetat. Escriure i transcendir-se un mateix.
El pur plaer del joc.
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