Esperit de la missatgeria

«Había comenzado el período de Siva el Restaurador. La restauración de todo lo que hemos perdido», Philip K. Dick, Valis.

sábado, 11 de enero de 2014

Mundo Möbius

Si el discurso institucional de los poderes fácticos y simbólicos desde la Ilustración construye un relato del tiempo que avanza hacia unas condiciones cada vez mejores de vida, con unos rasgos compartidos por el evolucionismo, el relato del progresismo o la función iluminadora del artista de vanguardia, en cambio con la posmodernidad el tiempo ha pasado a concebirse según diversas formas de circularidad, enroscado sobre sí mismo, rota la flecha de San Agustín; la línea recta ascendente de una civilización que presumía de avanzar, de dejar atrás la oscuridad, de organizarse según estructuras sociales cada vez más justas, ha dado paso a un círculo, un chapuzón en formas míticas tras las traumáticas experiencias de Guerras Mundiales, la Barbarie, los Gulags, la bomba atómica, guerras contra el Terror y otras desgracias similares que de manera voluntaria o subconsciente han cambiado obligatoriamente la manera de entender la modernidad, con sus ideales ilustrados puestos en duda con el Horror de los campos de exterminio o de Hiroshima y Nagasaki.

En muchas de las obras de la posmodernidad el tiempo ha dejado de ser un orden de sucesiones, según lo concibe la ciencia y la filosofía positivista, sino que salta sobre su eje, se dobla, en vez de presentarse como una línea recta arquea sus extremos y se torna un circuito cerrado circular o, aún más complejo, una cinta de Möbius, una superficie que, dada su forma, sólo posee una cara, tiene un único borde, no puede orientarse (si se comenzó el recorrido por la banda mirando a la derecha, se acabará mirando al sentido contrario, sin haberse girado para ello). Otras estructuras equiparables y compañeras de juegos son el espejo de Droste o la escalera de Penrose. 
Incluso estas estructuras llegan a citarse explícitamente en las obras. En Origen (Inception, Christopher Nolan, 2010) se pueden crear sueños con puntos de fuga estructurados como escaleras de Penrose, formando un loop infinito, una paradoja que sirve para marcar los límites del sueño y al tiempo para disfrazarlo. El loop infinito de la escalera de Penrose sirve para despistar a los miembros de seguridad de los sueños, creados por los durmientes. Además, el sueño principal expuesto en la película, con tres sueños cada uno en el interior del otro se ordena de tal manera que crea un efecto de cajas chinas.
La tendencia de época al bucle infinito se ha incorporado no únicamente a las artes narrativas sino también a las del tiempo (como no), como en la música, especialmente en la música electrónica, tanto en la comercial como en la de vanguardia, constituidas en su mayor parte por bucles de sonidos repetitivos, los loops, bucles potencialmente infinitos en que se repiten secuencias melódicas o rítmicas moviéndose en oleadas modulables, ondas sin dirección lineal, cuyo máximo exponente en la música tradicional serían los ragas indostánicos.
La música que parte de tales nociones no necesariamente se parecerá a los ragas indios, pero sí que guardará similitudes internas: el uso del silencio, las oleadas ordenadas en periodos, la posible polirritmia quebrada, el sentido unitario de búsqueda del trance, el punto de ruptura, la iluminación. A ella los primeros experimentalistas como Stokhausen añadieron el papel central del periodo y el ciclo, la inclusión de la música concreta, la integración del ruido blanco, la manipulación de cintas para crear diversas texturas sonoras. Además de en popes experimentalistas como el ya mencionado Stockhausen, el loop puede encontrarse en la pureza compositiva del minimal, con Reich, Glass o Riley, en el krautrock con Kraftwerk o Neu!, en el techno de Detroit o el House de Chicago, en el trance, tanto en música más esteticista como en otra concebida para el baile. De manera implícita el loop alude al sentido de la temporalidad del eterno retorno, punto sobre el que versará el capítulo posterior; en diversas tradiciones musicales los bucles se han tocado para generar experiencias de tránsito hacia otros modos de ser y de experiencia vital.
También pueden hallarse múltiples ejemplos de estructuras circulares en la literatura posmodernista, como en Catch 22, de Joseph Heller, y el razonamiento circular que obliga a todos los pilotos de avión a seguir con sus vuelos en plena guerra, como comprobará el protagonista, quien pretende que lo eximan del combate por locura. O también El plantador de tabaco, de John Barth, por tanto dos de los más admirables ejemplos de la primera oleada del posmodernismo literario.

4 comentarios:

Josep dijo...

Què són les "artes del tiempo"?

El missatger dijo...

Segons certes divisions de les arts són considerades arts del temps les que treballen desenvolupant-se en el temps: la música, la dansa i la literatura, al contrari que les arts plàstiques.
http://es.wikipedia.org/wiki/Arte
Salut!

Josep dijo...

Les arts escèniques són arts del temps, entesos, però la Literatura també?

El missatger dijo...

De fet, Eugenio Trías considera algunes de les arts escèniques com mixtes. De totes maneres, totes comparteixen la característica de que per copsar l'obra sencera cal desenvolupar-la en el temps; la literatura també hi entraria.

Al meu paper, és més apropiat crear un tipus específic d'arts narratives, juntament amb el cinema, el còmic... i, per suposat, moltes obres intentaran trencar amb els esquemes i ideacions prèvies.

De qualsevol manera, no són més que aproximacions fetes per alguns pensadors i estetes. Hi ha moltes categoritzacions de l'art diferents.

Salut!