Una de las
primeras secuencias de El tío Boonmee
recuerda sus vidas pasadas (A. Weerasethakul), en que conversan los dos
protagonistas del tramo inicial, está rodada de un modo muy diferente al
institucional y hegemónico (hacia el minuto 9:30 del filme, que puede encontrarse en http://vk.com). Utiliza tres únicos planos,
el primero, un plano general frontal con el que comenzaría la secuencia una
película del sistema clásico de Hollywood, para situar en el espacio a los
personajes y que el espectador pudiera situarse. Pero aquí se rompe cualquier
otro vínculo.
El plano
general se prolonga mucho más de lo que sería normal según el código tradicional
de Hollywood. A continuación, en lugar del plano-contraplano por el que se
decidiría un director del código institucional, se pasa a un plano americano algo más amplio, entre éste y uno medio, aunque lo realmente insólito es el cambio de perspectiva a una
inesperada lateralidad, la cámara situada a noventa grados a la izquierda de la
anterior.
Con esta
decisión evoca un movimiento similar y revolucionario efectuado por Tiziano en
su Pala de Pesaro, trasladar la perspectiva de la frontalidad clásica a una
lateralidad innovadora, en un juego con las expectativas del espectador muy del agrado de los pintores renacentistas de la escuela veneciana
Además de para colocar el filme en la tradición del
cine-tiempo de los Tarkovski, Angelopoulos y demás (y citando a producciones tailandesas que desconocemos), probablemente el cineasta tomó esta decisión con implicaciones tanto formales como conceptuales para incrementar la presencia del fondo vegetal, ganar en profundidad al tiempo que se sumerge a los personajes en el entorno selvático,
un elemento constantemente en
pantalla en el cine de Weerasethakul.
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