«ARQUITECTO.- Antes de irme, quiero hacerte una confesión.
EMPERADOR.- Cuéntamelo todo. Soy tu padre, tu madre... todo para ti (Pausa.) Un momento, el teléfono rojo. Me llaman. (Mima ceremoniosamente.) Sí, aquí el Presidente. (Pausa.) Hable, hable. (Pausa.) Querido Presidente, ¿cómo está? (Pausa.) ¡Qué simpático y qué bromista!
(Haciendo como si se ruborizara.)
¿Una declaración? Presidente, que ya no estamos en la escuela. (Pausa.) No se ponga así... No sabía que era usted homosexual... Hacerme una declaración a mí, viejo verde... pillín... (Pausa.) ¿Cómo? ¿Una declaración de guerra a mi pueblo? (Pausa; en cólera.) Desde lo alto de estos rascacielos diez mil siglos le contemplan. Le extirparé como una mosca extirpa un elefante salvaje. Mi pueblo invadirá su pueblo y hará con él... ¿Cómo dice? ¿Que una bomba de hidrógeno va a estallar sobre nuestra cabeza dentro de treinta segundos? ¡Mamá, mamá...! (A su secretario.) ¡Un paraguas!
(El ARQUITECTO abre un paraguas, ambos se cobijan bajo él. Al teléfono.)
¡Mal educado!... ¡Criminal de guerra!... ¡Matasuegras! (Al ARQUITECTO.) Y pensar que todo lo teníamos preparado para enviarles nuestras bombas por sorpresa mañana a las cinco. Mi reino por un Ave Fénix.»
2 comentarios:
Això és massa, aquest diumenge t'envio material! Salut.
Magnífic!
Mi reino por un gran libro.
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